Aldun es un dios ficticio creado por Laura Gallego García en su trilogía Memorias de Idhún.
Descripción[]
Aldun es el dios del fuego, se le suele asociar al genero masculino ya que se considera que fue el del cuerpo que utilizo cuando se creó Idhun. Es el creador de los yan, criaturas de tez oscura, ojos rojos y pelo de colores, siempre trenzado, capaces de soportar el caluroso desierto. Éstos le adoran y celebran una fiesta todas las noches en su honor, bailando la danza del fuego (bailada por Kimara, en el segundo libro, Tríada, cuando intentaba seducir a Jack en el desierto). También se le considera uno de los creadores más activos de los dragones cosa que se ve reflejada en su capacidad de expulsar fuego por la boca.
Historia[]
Según la leyenda, cuando fue creado Idhún, Aldun se ocupó de la creación de los tres soles (Kalinor, Imenor y Evanor) y Wina de cubrirlo con multitud de flora y numerosos bosques, que contenían la magia de Idhún. Aldun, maravillado por la hermosura del mundo nuevo que habían creado, quiso acercarse un poco más para poder verlo mejor. Pero al ser el Dios del fuego, su sola presencia calcino la mayor parte de la zona sur (el actual desierto de Kash-Tar) La caprichosa Wina diosa de los feéricos de Idhún, se enfadó enormemente con él, y como castigo, hizo que las criaturas creadas por Aldun, los yan fueran las condenadas a vagar por ese enorme desierto.
Como Dios[]
Antes de que el Gran Oráculo fuera destruido por los sheks, Aldun era venerado allí, junto con Wina, Karevan, Irial, Neliam y Yohavir (Los Seis), ya que el Gran Oráculo servía para adorar a los Seis por igual, sin distinción de sexo; este oráculo era el único oráculo de Idhún en el que podían permanecer sacerdotes y sacerdotisas activos por igual. Aldun también era venerado junto a Yohavir y Karevan, los otros dos dioses, en el Oráculo de Raden, aunque durante el reinado de Ashran fue destruido por las serpientes aladas. Sólo quedó en pie el Oráculo de Gantadd, antiguamente usado para venerar únicamente a las diosas (Wina, Irial, y Neliam), pero que, al paso de los sheks, fue usado también para adorar a los otros tres dioses.
Manifestación en Idhún[]
Cuando desciende a Idhún, en el tercer volumen de la saga Panteón, Aldun se manifiesta como una gigantesca bola de fuego que muchos llegan a confundir con un cuarto sol. Esta misteriosa bola de fuego causa la muerte de incontables seres, entre ellos sheks, yan, szish, así como algunos de los Nuevos Dragones y arrasa la ciudad de Nin, una ciudad que fue conquistada por los sheks. Al paso de Aldun la ciudad queda destruida y tanto los rebeldes (los Nuevos Dragones) como los sheks piensan que los culpables de tal desastre son sus enemigos, los cual provoca que se agrave la guerra contra Sussh, gobernador del desierto de Kash-Tar. Expandido al máximo, Aldun puede llegar a ser tan grande como uno de los dos soles gemelos, Evanor e Imenor. Y reducido al mínimo puede causar la cristalización de la arena y la carbonización de todo lo que encuentra a su paso. Aldun podría haberse manifestado como Kalinor, el sol más grande, pero no lo hizo, ya que, si lo hubiera hecho habría abrasado completamente Idhún.
Véase también[]
- Los Seis
- Iglesia de los Tres Soles
- Desierto de Kash-Tar
- Yan
- Dragón
- Wina
